14 February, 2009

olores y aktiv markt

Era un supermercado dividido en dos; en una parte ofrecían schawarmas y en la otra porciones de pasteles a 1 euro. 5 mujeres trabajaban juntas y lo pasaban francamente bien. Porque cada día iba la misma gente al establecimiento, porque eran felices a pesar de levantarse a las seis y no acabar nunca. Las estuve mirando durante ocho meses y pensé que eran las mujeres más divertidas del mundo. Sobretodo porque cuando llegaba el chico guapo y pedía lo mismo cada día (una salchicha sin panecillo) ellas se hacían las sorprendidas y decían: ¿ah, una salchicha sin panecillo quieres tú? Y se la ponían riéndose, qué coquetas. Él llegaba siempre a las 12.30. El último día cumplí mi sueño que fue el de hacerme una foto con alguna de ellas.


Pero esto son cosas del pasado. Ahora hay que hablar de los olores. Como siempre los olores te teletransportan a una persona, a una situación o a un recuerdo. Pueden dar dolor de barriga debido al achaque sentimental que pueden ocasionar puede incluso olerse el miedo. Se oyen piedrecitas que dan golpecitos en la ventana, alguien llama y no hay nadie abajo. Huele el ambiente a melancolía, huele a una sintonía débil de un artefacto del pasado. Huele a que esta noche va a ser una gran noche. Porque a orillas del Mediterráneo hace sol. Admiro a quienes poseen dotes para notar las sutilezas del olor.

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