Una taza de té colocada estratégicamente en la mesa y unas galletas anexas. La servilleta doblada en forma de letra y la emperatriz bailando un vals vienés. Cogemos el metro y estamos en aquella ciudad ortodoxa, con cuarenta grados más a la sombra, pero con el corazón en forma de plaza roja. Ushanka en la cabeza y petaca en el bolsillo, cruzamos ventiscas y nieve, las calles son frías y la gente es hostil..pero con nuestra ushanka los zares resucitan y llaman al ladrón. La arteria aorta funciona mejor aquí, en las estepas frías del gigante ruso.
1 comment:
Me agrada lo que escribes siempre hay una enseñanza, espero vuelvas a escribir en tu blog.
George
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