25 December, 2009

Así como hace un tiempo de repente las ideas florecían en la cabeza, desde hace unos meses todo se convirtió de golpe en una balsa de aceite aburrida. Escuchando la música y mirando por la ventana todo parece ir mejor, sin embargo algo parece fallar. Serán las operaciones de las chicas de la tele a las que la nariz de plástico se ha fusionado con el cerebro o será la voz de contralto del locutor alcoholizado, quizás puede ser tan sólo que la rutina atrofia cualquier neurona. Hay que luchar contra ello, quizás poniendo dos cucharadas de café en vez de una, quizás haciéndole una foto indiscreta al camarero, aquél que siempre dice “hola chicas, qué quieren tomar chicas, hasta luego chicas”. También hay que apreciar el olor del suavizante y el sabor del bálsamo labial, sin olvidar el tacto en la cara de la manta más caliente. Los de alrededor mío pueden, todos podemos, estamos a punto de vencerle el pulso al día a día y convertir el amargor cotidiano en princesas de castillo, en cuentos sin fin y en postales de la selva negra, y en sus tartas homónimas, por supuesto. Vamos a darlo todo en la recta final, incluso vamos a darle betún a los zapatos para poder decir que los infortunios no nos hicieron desfallecer mientras bailábamos en fin de curso con nuestros vestidos de fiesta.

1 comment:

Nana Bergstrom said...
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