24 March, 2010

Hoy eché de menos el transporte público. Volví a coger el metro y después el autobús después de muchos días. Creo que sé porqué a la gente le gusta ir en transporte público. Lo primero es porque detrás tuyo suele ponerse alguien con una voz muy molesta por la mañana que habla por el móvil de sus cosas y tú no tienes ganas de oirlo pero no te queda otra, entonces te empieza a hervir la sangre y quieres fulminar a esa persona con la mirada pero ésta no se da por aludida y nunca te llega a mirar. Quieres aniquilarla porque en el fondo te gusta ponerte de mal humor y resoplar. Empiezas el día en caliente y creo que esto aumenta la productividad. Llegas a la oficina y haces mucha faena en poco tiempo y a los jefes eso es una cosa que les encanta, si pudieran tú serías un sistema automático, serías un botón de hacer billetes dorados. Por otro lado, a la gente le gusta relajarse mirando por la ventana o las paredes negras del metro. Esto tampoco está tan mal, sobretodo porque puedes colocarte bien el pelo con el reflejo. Aún quedan inocentes que creen que si miras a alguien a través del reflejo del vidrio del metro, éste no se entera. Es igual de agresivo que mirarlo directamente. Hoy volví a coger el metro y echo de menos no hacerlo tan regularmente.

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